Ramon Andreu Anglada habla en La Vanguardia del GPS secreto de nuestra mente

Ramon Andreu Anglada habla en La Vanguardia del GPS secreto de nuestra mente

Ramon Andreu Anglada, que recientemente ha publicado en Xoroi una edición actualizada de su libro El GPS secreto de nuestra mente, protagoniza una entrevista a fondo en La Vanguardia.

Aquí tenéis un fragmento de la conversación del Anglada con la periodista Priscilla Vidal:

 

Ramon Andreu Anglada se dedica a la psiquiatría, especializado en psicoanálisis, desde el 1971. Escribió su primer libro en 1983 y ahora, en pleno 2024 se ha reeditado uno de sus éxitos, El GPS secreto de nuestra mente (Xoroi Edicions), que se había agotado.

Desde pequeño fue empujado por su padre a convertirse en una eminencia de la psiquiatría y ha demostrado gran interés por la salud mental. También denota, en sus libros y artículos, preocupación por el bienestar social y familiar. De hecho, destaca que el núcleo familiar “no se protege lo suficiente”.

Explíqueme un poco, ¿qué es el GPS secreto de nuestra mente?

Es un ensayo divulgativo, didáctico para dar a conocer a la opinión pública el funcionamiento de la mente humana. Lo cual ayuda a comprendernos nosotros mismos y entre nosotros. Pero sobre todo es una guía práctica de relaciones entre padres e hijos, hijos y padres, relaciones entre hermanos, de pareja, de amistad, laborales y después hay dos capítulos en que se describe la relación con el dinero y la relación con el tiempo. De manera que la tesis del libro es la siguiente: nuestro GPS es el inconsciente, es un GPS biológico.

Nuestro GPS es el inconsciente, es un GPS biológico

¿Y cómo funciona este GPS biológico?

Como el GPS de las tiendas y de los coches. Emite señales que han de ser respondidas por unos satélites en órbita en el caso de los coches; en el caso humano, los satélites en órbita son los padres, hermanos y entorno familiar íntimo. Entonces, si el GPS del hijo recibe en respuesta a sus señales unas señales adecuadas de los satélites familiares, puede trazar una hoja de ruta hacia el bienestar. Porque los cuatro puntos cardinales están bien situados.

¿Cuáles son los puntos cardinales?

El norte que yo hago representante simbólico de la autoestima, es la relación con nosotros mismos, por eso de que la gente dice: “He perdido el norte”. El sur es la relación con los demás. El este, yo lo hago representante de la relación con el dinero, por la costa Este de Estados Unidos. Y el oeste, que es por donde se pone el sol, es la relación con el tiempo. Mucha gente no se aclara ni con el tiempo ni con el dinero, no tienen nunca suficiente o les sobra, no se administran. Generalmente, los cuatro puntos cardinales suelen estar alterados, en una persona con problemas y conflictos que le generan un sufrimiento que no le dejan hacer una vida normal. Bueno, el terapeuta actúa como un satélite auxiliar que trata de enviar señales adecuadas al GPS del paciente para que se reconfigure y la hoja de ruta pueda conducir al bienestar.

¿Qué relación hay entre el norte y el sur?

Hay una relación muy íntima que consiste en que si nosotros no podemos comunicarnos con nosotros mismos, si no podemos comunicarnos con nuestro interior, saber lo que queremos y lo que no queremos, saber lo que podemos y lo que no podemos… Si esta comunicación con nosotros mismos no funciona, es imposible que funcione la relación con los demás. Si no nos entendemos a nosotros mismos, es imposible que entendamos al otro.

Si esta comunicación con nosotros mismos no funciona, es imposible que funcione la relación con los demás

¿Podemos nacer con nuestro GPS mal configurado?

Es posible, de hecho pasa. Eso que dicen los filósofos de que todos nacemos iguales es una utopía. Hay quién nace muy bien dotado por la naturaleza y hay quién nace no tan bien dotado. Por lo tanto es posible que una persona nazca con unos defectos que no sabemos en qué consisten, pero que le hacen diferente a los demás. Entonces, los padres se encuentran con que todo lo que han hecho con los demás hijos ha dado buen resultado, pero aquel hijo o aquella hija es diferente. Lo que ha dado resultado con unos, con él no los da. Entonces es una persona conflictiva, insatisfecha, llena de malestar que además genera malestar a su alrededor. Los padres suelen culpabilizarse siempre pensando en que han hecho mal, cuando no han hecho nada mal, se angustian y acaba creando una espiral de sufrimiento que intoxica al todo el grupo familiar. No sabemos por qué hay personas que nacen así.

¿Cuál sería un ejemplo de un GPS mal configurado de nacimiento?

Hay personas que incluso nacen sin la capacidad de amar, que es una capacidad innata que forma parte de la constitución del ser humano. Pero, claro, los hay que no nacen bien, entonces nacen sin esta capacidad. Una psicoanalista vienesa, Melanie Klein, escribió Envidia y gratitud, dice que las personas que nacen sin la capacidad de amar tampoco tienen la capacidad de agradecer. Entonces, estas personas se rigen por la envidia. Son personas hostiles, manipuladoras, controladoras, dominantes, que no son gratas, no son compañías deseables y no tienen remedio. Si se ha nacido sin esta capacidad no se puede adquirir. Si se tiene se puede educar, se puede mejorar, que es lo que dice Erich Fromm en su libro El arte de amar. Esta capacidad se ha de educar, el nacer con ella no es suficiente, hay que aprender a utilizarla, hay que aprender a amar. El que tiene la capacidad puede aprender, a condición de que le enseñen, el que no la tiene no aprende y es torpe.

¿Cómo altera la actualidad nuestro GPS?

Lo altera mucho porque no para de enviar señales tóxicas, alarmismos, catastrofismos, perversión de los valores, gente que predica, por ejemplo, que el fin justifica los medios. Esto es una señal altamente tóxica porque es incompatible con la moral natural, la ética y con la decencia. El fin no justifica los medios, pero hay gente que lo cree así y lo predica así. Y si tienen cierta influencia, porque a lo mejor ocupan puestos de poder, predican la insolidaridad. Esto es una señal tóxica que llega al GPS de la población y se lo destorota, ¿no?

 

(…)

 

 

Lee la entrevista completa en la web de La Vanguardia.