La revista Cuerpo Mente entrevista Regina Bayo-Borrás, autora de Bella durmiente despierta, para hablar sobre salud mental, consciencia feminista, mandatos de género, sobremedicación ante las patologías femeninas, así como la sobreadaptación y la victimización de la mujer.
Aquí tenéis la entrevista de Silvia Díez para Cuerpo Mente:
En los últimos años, las mujeres no hemos parado de luchar por transformar la sociedad y a nosotras mismas para sentirnos iguales en derechos con respecto a los hombres, romper tabúes, disfrutar de libertad para ser y desarrollarnos.
Sin embargo, como argumenta la psicoanalista Regina Bayo-Borrás en su libro Bella durmiente despierta. El malestar de no ser consciente (Xoroi Edicions), donde presenta una serie de ensayos sobre la salud mental de la población femenina, la mujer aún paga un precio psíquico por no ser consciente de sí misma y esto le genera un gran malestar. Sin darse cuenta se sobreadapta al deseo masculino y no se proporciona un autocuidado necesario.
Hay unos mandatos de género que confunden a las jóvenes y les causan una profunda insatisfacción. «El malestar consciente es el que conocieron y denunciaron las sufragistas y los movimientos feministas internacionales. Ellas fueron una vanguardia y, en muchas ocasiones, fueron denostadas por mujeres de su propia familia y entorno. La creación de la consciencia feminista ha tardado más de tres siglos en visibilizarse de manera colectiva en el mundo occidental«.
Herda Lerner lo explica muy bien en su obra La creación de la conciencia feminista: «Yo no me ocupo de ese malestar visible, consciente y denunciable, sino de los efectos psíquicos y somáticos del malestar interiorizado de manera casi imperceptible y que para la mujer se ha convertido en una especie de segunda piel que le impide estar a gusto consigo misma y con su cuerpo. Es algo que ella expresa con quejas y dolores, porque no se siente ni querida ni deseada. El techo de cristal interno es más difícil de romper que los obstáculos externos de cada día«, señala Regina Bayo-Borrás, que cuenta con una amplia experiencia como psicóloga clínica.
¿Por qué el título del libro «bella durmiente»?
Durmiente tiene varios significados: quiere decir inconsciente, ingenua, desconectada, negadora, pasiva, aletargada, en espera de lo que llegue, resignada, ausente de sí misma y también alejada de la realidad. Asimismo, significa una mujer que puede soñar, idealizar y crear versiones a medida de sus deseos y de sus necesidades. Quizá también puede sufrir pesadillas peores que la realidad. Así, cada una puede identificarse con alguno de estos aspectos enumerados.
La sobreadaptación no consciente
¿Este malestar inconsciente está causado por la dificultad que tenemos para conectar con nosotras mismas?
En ocasiones cuesta conectar con una misma, porque hacerlo implica poner en cuestión la vida que llevamos y tomar la decisión de cambiarla. Reconocer, por ejemplo, que se ha hecho una mala elección de pareja o que se ha renunciado a una vida laboral/profesional para ocuparse de los demás (hijos, pareja, padres).
La mujer tiende aún demasiado a la sobreadaptación no consciente y también, a veces, al victimismo para justificar el hecho de no haber realizado unos cambios vitales que eran necesarios. Muchas mujeres asumen incondicionalmente la tarea de cuidar a los demás sin atenderse a sí mismas –sus deseos, proyectos, objetivos vitales, etc.–.
¿Es esta la mayor causa de malestar?
Los pilares para un buen estado emocional se construyen en la infancia con una vinculación que genere estabilidad, confianza y que facilite el conocimiento mutuo. La causa más frecuente de malestar en la mujer es la de no haberse sentido entendida o querida por la propia madre durante la infancia o en la adolescencia.
Los reproches al padre o a la figura paterna también generan un resentimiento profundo, algo que afecta a las relaciones en general. No hay una única manera de manifestar el dolor emocional. Cada persona lo hace según sus características personales: a través del dolor corporal, de la fatiga crónica, de la ingesta compulsiva de comida, de la automedicación con psicofármacos… El disgusto y la frustración de las relaciones interpersonales son otro síntoma de malestar personal, así como los trastornos del sueño.
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